martes, 29 de enero de 2013

LA AMIGA QUE NO PODÍA AMAR





















LA AMIGA QUE NO PODÍA AMAR 



En los ojos de Amada, una luz nueva se deslumbraba, su sonrisa se dibujaba con cierta sensualidad,
todas sus amigas se preguntaba ¿ que le pasa a Amanda?, esta tan feliz y, misteriosa,
entre sus amigas se encontraba Helena, los que la conocía decían, que era rara, por sus teorías del amor, desde que Amanda estaba así, de radiante, Helena se encontraba molesta.
Amada sentía su corazón latir, como dando saltos, por nubes de algodones, todo a su alrededor era más bello, casi radiante, sonreía y, se ensimismaba, con la mirada rebosante de luz.
Una tarde sus amigas se encontraban en una cafetería, tomando un aperitivo,  Helena que se hallaba allí,  dijo muy enfadada- No soporto, como se las trae Amanda, me irrita como esta últimamente, que  se cree que vamos a estar tras de ella, para que nos cuente que le pasa.
Otra amiga del grupo dijo- Yo no tengo dudas, nuestra amiga, esta enamorada.
Al oír esto Helena se enfureció, arremetiendo, sobre lo que había dicho su amiga.- ¡Que estupidez!, enamorarse, eso ya no se lleva, ni que estuviéramos en la edad media, hoy, hay que buscar alguien que te convenga, a todos los que conozco y, "dicen estar enamorados", parece que están enfermos, lloran, sufren, se lamentan, son patéticos.
Amanda llegaba a la reunión en ese momento, escucho lo que su "amiga" decía, y respondió a sus palabras,
-Si estoy enamorada me hallo muy mal, creo que la vida es maravillosa, que todo es ¡ genial y fantástico..!!
parece que me voy a morir de felicidad, hago el amor con mi chico, y me voy del planeta, vuelo por galaxias
de colores y.... Hasta te quiero a ti, que se por mi amor, que as estado intentando romper mi relación,  porque, tu, si sabias que estaba enamora y, quien era mi chico.
A todos en la reunión se les cambio la cara, Helena se levanta y se marcha corriendo.
Amanda toma asiento, y les dice a sus amigas de verdad,-Ahora se, que las enamoradas podemos ser traicionada  por los que no pueden o, no saben amar.      

 Elvira Cordero Bonal

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